La casa museo

Situada en Japón y proyectada por el arquitecto Edward Suzuki en el año 2008, la casa museo invita a la meditación y a la contemplación. Escapar de un entorno poco atractivo y aplicar criterios de sostenibilidad han sido las pautas seguidas por el arquitecto a la hora de dar forma a esta vivienda. Una casa de estética zen pensada para que la vida cotidiana interactúe cómodamente con la inmensa colección de arte de su propietario. Como si fuera un museo.


Meditar supone mirar hacia adentro, olvidarse de los estímulos externos y concentrarse en el ser interior absuelto de los mecanismos mentales. Esta casa diseñada por el japonés Edward Suzuki, es de algún modo el equivalente arquitectónico al proceso de reflexión: una vivienda que se ha “concentrado” en sí misma para desprenderse de reclamos externos poco atractivos. Otra de las casas singulares de las que tanto nos gusta escribir.

Una casa diseñada para ser un museo particular

House Like a Museum, así la ha llamado el autor, se encuentra a poca distancia de una estación de tren y se ubica en el corazón de una zona residencial-comercial con gran densidad de domicilios colindantes. Viendo el resultado arquitectónico, queda claro que el estudio japonés ha conseguido el mismo objetivo que la meditación zen: que el vacío sea protagonista, en este caso, del patio curvo. Un árbol y una piedra-escultura se convierten en el epicentro de la construcción, dándole a esta estética del vacío todo su sentido. Una vivienda de planta cuadrada que, como la domus romana, mira hacia el patio, aunque en este caso el patio es prácticamente circular.
El gran volumen de piezas de arte del propietario también formó parte de la hoja de ruta del proyecto y lo condicionó desde el principio. De nuevo aquí Suzuki ha resuelto de forma brillante esta premisa. El edificio y su interiorismo trabajan en paralelo para conseguir un domicilio con toques de museo moderno: habitáculos abiertos, decoración casi invisible, la madera de tono claro como sutil contrapunto al blanco dominante… En definitiva, propensión minimalista para dar a los lienzos de las paredes la importancia que requieren y para hacer de los interiores espacios de circulación fluida. El salón, el comedor y la cocina, por ejemplo, forman un único hábitat, cuyos ambientes se definen por leves separadores, que más que marcar fronteras las sugieren.

Estrategias eco-eficientes

Las zonas públicas, varios baños, uno de los dormitorios, la cochera y las áreas de almacenamiento se localizan en la planta baja. El jacuzzi, la sala de cine y el resto de las habitaciones se hallan en la planta superior y cuentan con una terraza de madera que funciona como un pequeño jardín en altura: una plataforma ajardinada que permite, por un lado, vislumbrar el techo de la ciudad y por otro, descubrir el patio desde una perspectiva diferente. No hay que olvidar que el patio, verdadero corazón de esta casa-museo, tiene quince metros de diámetro. Una amplitud que no sólo resuelve la tendencia “al interior” del proyecto, sino que proporciona luz natural y calor a todas las estancias, con el consiguiente descenso en el consumo de energía convencional. En esta línea de ahorro hay que hablar de la diatomita, que en las paredes exteriores refuerza la capacidad aislante de la construcción. Siguiendo este criterio, el interior de la casa se nutre de laminados de bambú, una planta de crecimiento rápido ecológicamente más sostenible que cualquier otra madera. Por su parte, la ventilación cruzada y la geotermia sacan partido energético a la propia naturaleza y terminan de perfilar el carácter eco-eficiente de una vivienda que ha ajardinado parte de su tejado para protegerse aún más de las temperaturas exteriores.

A pesar de ser una construcción recientemente finalizada, su estrategia arquitectónica y la preocupación medioambiental le han valido a Edward Suzuki numerosos premios y reconocimientos. De hecho, House Like a Museum se ha convertido en uno de los edificios ganadores del certamen internacional The Best New Global Design en su última edición celebrada en Kamakura (Japón). Los méritos del autor, según el jurado, “haber captado la esencia de la arquitectura tradicional japonesa aplicando los actuales conocimientos en sostenibilidad y autosuficiencia”. Y no ha de extrañarnos si leemos la siguiente declaración de intenciones del propio Suzuki. Un minimanifiesto que lo define como arquitecto y lo posiciona como activista. “Amo la naturaleza y trato de reflejarla en mis trabajos, aunque tenga que atenerme a los condicionamientos que entraña cada proyecto. Trato de que la naturaleza siempre esté presente y que se sienta. Intento llevar a la arquitectura japonesa mis ideas sobre sostenibilidad usando todo tipo de materiales, nuevos y viejos. Mi meta es muy clara: que la felicidad sea comunicada y propagada a través del diseño”.

Textos: Gonzalo López van Dam. Fotos: Yasuhiro Nukamura

 

Fachada de casa museo
La fachada ya nos indica que estamos ante una casa singular

 

Jardín interior de casa museo
El jardín interior curvo hace que el vacio sea el protagonista de la vivienda. Como en la meditación Zen

 

Terraza casa museo
La terraza de madera funciona como un pequeño jardín en altura

 

Comedor casa museo
El comedor también recibe la luz natural gracias al patio interior

 

Zona televisión casa museo
La zona de estar y ver la televisión también destaca por su luz natural

 

Habitación casa museo
La habitación principal de la casa

 

 

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